Este año se cumple el décimo aniversario del Universo Cinemático de Marvel (UCM). El desfile de superhéroes por la gran pantalla que hemos vivido en la última década se inició con el estreno de Iron Man en 2008 y, desde entonces, el cine de superhéroes marvelianos ha asaltado los primeros puestos de la taquilla mundial año tras año, convirtiéndose actualmente en la megafranquicia más taquillera de toda la historia del cine. Para muchos, una de las claves principales del éxito es la forma en la que Marvel ha estructurado las películas, que favorecen la hibridación de historias y personajes de la misma forma que sucedía en los cómics. Como resultado de esta estrategia se ha generado un universo compartido en el que los diferentes superhéroes que lo habitan, así como sus públicos, están en continua interacción.

La idea parece innovadora y originaria del cómic, pero nada más lejos de la realidad, el sistema utilizado por Marvel ya existía en el cine desde 1923 con el estreno de The Hunchback of Notre Dame. Esta película daría el pistoletazo de salida a la aparición en el cine de diversas criaturas provenientes de la literatura popular clásica. Frankenstein, Drácula, La momia, El hombre lobo o El monstruo de la ópera, entre otros personajes, dieron forma al Universo cinematográfico de los monstruos clásicos creado por Universal.

Muchas de las criaturas de Universal tendrían una serie de secuelas, aproximándose al concepto de franquicia cinematográfica que conocemos hoy en día. Aunque al inicio las adaptaciones se centrarían en cada uno de los monstruos, Universal ampliaría su apuesta al intentar crear un universo más complejo en el que pudieran interactuar sus criaturas más populares. Uno de los ejemplos más llamativos es Frankenstein, una figura icónica que en la etapa de Universal aparecería 8 veces desde 1931 hasta 1948. Estas producciones, sin embargo, no siempre estarían focalizadas exclusivamente en la figura de Frankenstein, ya que a partir de la película Frankenstein Meets the Wolf Man en 1943 se convertiría en coprotagonista junto a otros monstruos. La traca final vendría un año después con The House of Frankenstein, película en la que convergerían los principales monstruos de Universal. Las criaturas de este estudio hollywoodiense inauguraron así el que hoy se considera como el primer universo ficcional compartido.

Desde una perspectiva cinematográfica, los monstruos clásicos de Universal y el UCM son mundos ficcionales similares basados en las sinergias producidas por los crossovers de sus personajes principales. Sin embargo, el paso del tiempo ha permitido a Marvel crear un universo más sofisticado en el que exista una coherencia continua entre personajes ficcionales y actores, en lugar de utilizar actores polimórficos como Béla Lugosi, Boris Karloff o Lon Chaney Jr., que además de representar principalmente a Drácula, Frankenstein y el Hombre lobo respectivamente, le darían vida también a otros personajes y criaturas de Universal. La expansión del UCM, asimismo, no es aleatoria, sino que está programada desde sus inicios de forma estratégica para aprovechar desde el inicio las posibles sinergias que se generen. La sofisticación del UCM también es visible en el uso de otros medios como las series de televisión, los cómics o los videojuegos para darle forma al universo compartido, estrategia inexistente en el universo de monstruos clásicos dada las limitaciones de la época.

Tras el éxito de Marvel en esta última década, los monstruos clásicos han vuelto a estar en el punto de mira para reaparecer con una nueva propuesta: el Dark Universe. No obstante, el fracaso del primer intento de reactivar el universo con The Mummy (2017) ha sosegado las perspectivas de Universal, que ya ha pospuesto la segunda entrega del Dark Universe: el remake de The Bride of Frankenstein. Veremos, pues, si la actualización de este universo es un simple proyecto a imagen y semejanza del UCM o un intento de convertirse de nuevo en un estudio pionero que evolucione el concepto de universo ficcional impuesto por Marvel.